Los linfomas son un tipo de cáncer que se desarrolla en el sistema linfoide, también denominado sistema linfático.
Este sistema se compone de toda una red de órganos linfoides (como son el bazo, el timo y la médula ósea) que junto con los ganglios y conductos linfáticos se encargan de producir y transportar un líquido incoloro denominado linfa, que tiene como función ayudar a limpiar los tejidos.
El linfoma tiene su origen en uno de los componentes celulares de la sangre que son los linfocitos. El linfocito es un tipo de glóbulo blanco o leucocito que se forma en la medula ósea, pasa a la sangre y se distribuye a través de los distintos elementos del sistema linfático y la linfa para poder ejercer su función de defensa del organismo frente a la agresión o infección.
El linfocito forma parte de nuestro sistema inmunitario. Pero esta célula, como cualquier célula del cuerpo, es susceptible de sufrir una alteración genética irreversible que puede condicionar su división anormal causando la aparición de un tumor o linfoma. Esta proliferación sin control puede ocurrir en cualquier localización del cuerpo, aunque lo más frecuente es que afecte a los ganglios linfáticos, inflamándolos.

Causas del linfoma
No existe una única causa que explique o justifique el desarrollo de un linfoma. No obstante, diversos estudios apuntan que existen algunos factores de riesgo que aumentan las posibilidades de que se produzca la alteración genética o mutación en la célula linfoide que condicionará que se multiplique rápidamente causando inflamación del tejido afectado. Entre los factores de riesgo se describen, la edad, ya que las personas mayores tienen más probabilidades de desarrollar cualquier tipo de cáncer debido al deterioro natural de las células y del sistema inmunitario.
Otros factores que pueden incrementar el riesgo de padecer linfomas son el consumo de ciertos medicamentos, enfermedades como el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), enfermedades autoinmunes o enfermedades hereditarias del sistema inmune y determinadas infecciones.
Síntomas del linfoma
El linfoma es un termino genérico que recoge múltiples tipos distintos de enfermedades (o tipos de linfomas) y los síntomas van a variar según la región del cuerpo donde se produce la proliferación anormal, según el ritmo o velocidad de crecimiento de dicho tumor o el compromiso que condiciona en relación con los tejidos u órganos cercanos o afectados por el linfoma.
En ocasiones la proliferación anormal de linfocitos ocurre muy lenta en el tiempo y esto hace que el paciente no manifieste ningún problema al diagnóstico de su enfermedad.
En cuanto a los síntomas más comunes que pueden alertarnos de la presencia de un linfoma caben destacar fiebre, pérdida de peso sin motivo aparente, fatiga o cansancio constante, sudoración profusa, dificultad para respirar o presión en pecho, inflamación o bultos de los ganglios linfáticos (cuello, axila, ingle) y picor en la piel.

Tipos de linfoma
Se clasifican los linfomas en dos grandes grupos, el linfoma de Hodgkin y el linfoma no Hodgkin, dos tipos de cánceres que afectan al sistema inmunitario y que se diferencian únicamente en el tipo de células a las que afectan. Cuando las células cancerosas son un tipo de linfocito B considerado anormal también denominadas células Reed- Sternberg, el linfoma se clasificará como Hodgkin mientras que si no hay presencia de estas células se considera no Hodgkin.
Ambos tipos de linfomas se subclasifican a su vez en diferentes subtipos. También los linfomas se clasifican según el órgano del cuerpo afectado y, por ejemplo, hablamos del linfoma primario del sistema nervioso central y del linfoma cutáneo cuando afecta únicamente a la piel; además, según su agresividad histológica o velocidad de crecimiento clasificamos a los linfomas no Hodgkin en agresivos o de alto grado o en linfomas no Hodgkin indolentes o de bajo grado.
La clasificación de los linfomas está en continua actualización y renovación con el objetivo de describir entidades clínicas bien definidas que permitan realizar el mejor tratamiento disponible hasta el momento para cada caso especifico.
Por tanto, saber que tipo de linfoma se tiene es lo mas importante al debut de la enfermedad ya que diagnóstico definitivo determinará las opciones de tratamiento del paciente y el pronóstico de su enfermedad. La forma de identificar el tipo de linfoma es mediante la biopsia y análisis anatomopatológico de las muestras obtenidas.
Tratamiento
El tratamiento de los linfomas es diferente en función del tipo de linfoma, su grado de afectación o estadio de la enfermedad, entre otros factores. Pero en general para el tratamiento del linfoma utilizamos quimioterapia, radioterapia, inmunoterapia o terapia con anticuerpos monoclonales y en ocasiones algunos pacientes precisarán de tratamientos intensos como es el trasplante de células madre.
Actualmente estamos viviendo una revolución en el arsenal terapéutico disponible para el tratamiento de los linfomas y esto incrementa las expectativas de control de esta enfermedad para un porcentaje cada vez más elevado de los pacientes.
Si padece alguno de los síntomas mencionados anteriormente es fundamental que acuda a un especialista para que pueda estudiar su caso de manera personalizada y realizarle las todas las pruebas necesarias a fin de descartar que se trate de otra patología, brindarle un diagnóstico preciso y recomendarle el tratamiento más adecuado.
En nuestra consulta de hematología somos expertos en enfermedades del sistema linfoide. No dudes en pedir tu cita ahora. La Dra Raquel de Oña, especialista en OncoHematología, estará encantada de ayudarte. Además, si has recibido un diagnóstico oncológico y quieres recibir una segunda opinión oncológica también puedes solicitarla pinchando aquí.

