
La hematología es la rama de la medicina encargada del estudio de la sangre y sus componentes a fin de prevenir y tratar posibles alteraciones o enfermedades de la sangre. Y, por tanto, se encarga también del diagnóstico, tratamiento y control de patologías trombóticas y de coagulación.
La trombosis se produce cuando la sangre se coagula y forma un coágulo o trombo.
La principal función de los coágulos es detener una hemorragia. Es decir, cuando se produce una lesión o herida las plaquetas se desplazan hasta la zona afectada y se adhieren a los bordes del vaso sanguíneo dañado y liberan unas sustancias químicas para atraer aún a más plaquetas y activar a su vez a la coagulación para generar fibrina con el objetivo de taponar la herida y detener la hemorragia.
El problema es cuando estos coágulos se producen en vasos sanguíneos que aparentemente no han sufrido ningún tipo de lesión y lo obstruyen impidiendo la circulación de la sangre.
Dichos coágulos o trombos pueden aparecer en los vasos sanguíneos de cualquier parte del cuerpo, depositándose en la pared de las arterias o de las venas. Y una vez formados pueden desprenderse y desplazarse a otras zonas, causando embolia y daño clínico importante. Por ejemplo, la principal causa de infarto de miocardio es la formación de coágulos en las arterias coronarias.
Los pacientes que sufren alteraciones trombóticas de causa no conocida son frecuentemente remitidos a hematología para realizar estudios de trombofilia. De ahí que sea tan importante visitar a un hematólogo especializado en patologías trombóticas para que pueda realizar un diagnóstico preciso y comenzar con el tratamiento a tiempo para evitar posibles complicaciones o daños mayores.
Trombosis Venosa Profunda (TVP) y Tromboembolia pulmonar
Dentro de la trombosis la más común es la trombosis venosa profunda también denominada flebotrombosis profunda. Una patología que afecta generalmente a las piernas y que se produce con la formación de un coágulo en una o varias venas profundas.
Esta patología se caracteriza por cursar con inflamación, hinchazón, enrojecimiento, sensación de calor y dolor en las extremidades afectadas, aunque también puede no presentar síntomas.
Existen factores que aumentan la predisposición a desarrollar una trombosis venosa profunda como es la edad, el sobrepeso, el tabaquismo, la ingesta de anticonceptivos orales, la inmovilización o el sedentarismo, la hospitalización, cirugías o el cáncer.
Cuando diagnosticamos una trombosis venosa en un paciente, lo primero que interesa es confirmar el diagnóstico, luego calmar los síntomas y evitar que la enfermedad progrese.
Una vez el paciente está estabilizado, debemos buscar la causa de la trombosis profunda o embolia especialmente cuando aparece en pacientes jóvenes o pacientes que no tienen ningún factor de riesgo que lo justifique. En estos casos a veces descubrimos que el paciente tiene alguna alteración congénita o adquirida de la coagulación que lo hace más susceptible a que su sangre se trombose, a esto lo llamamos hipercoagulabilidad.
En caso de presentar alguno de los síntomas de la trombosis o de la embolia pulmonar (dificultad para respirar, tos con sangre, aturdimiento, dolor en el pecho o pulso acelerado) es fundamental acudir cuanto antes a un especialista.
No dudes en pedir cita en nuestra consulta de hematología. Raquel de Oña, hematóloga especializada en trombosis y coágulos, examinará tu caso y realizará los estudios de coagulación y pruebas necesarias a fin de darte un diagnóstico y comenzar con el tratamiento lo antes posible. Además, también llevará un seguimiento y control de la patología para evitar cualquier posible complicación.