
Los glóbulos rojos también conocidos como hematíes o eritrocitos son un componente muy importante de la sangre ya que contienen la hemoglobina, que es la proteína encargada de transportar el oxígeno por todo el cuerpo.
El oxígeno se recoge en los pulmones gracias a la hemoglobina presente en los hematíes que circulan a través de los capilares o vasos sanguíneos de los pulmones y después viaja por todo el cuerpo. De esta manera todas las células del organismo reciben la cantidad de oxígeno que necesitan.
Así mismo, la cantidad de oxígeno que reciben las células depende de la cantidad de glóbulos rojos y de su correcto funcionamiento. Para conocer la cantidad de glóbulos rojos en sangre es preciso realizar un recuento. Esta prueba se conoce como hemograma. Se trata de una prueba de laboratorio que sirve para analizar los niveles en sangre de diferentes componentes sanguíneos como los glóbulos rojos, los glóbulos blancos o las plaquetas. Para poder llevar a cabo un hemograma es necesario extraer una muestra de sangre.
Esta prueba sirve para evaluar el estado de salud en general del paciente o para detectar posibles patologías relacionadas con los glóbulos rojos altos o bajos.
Sí los análisis muestran una alteración en el recuento de glóbulos rojos en el sentido de que están altos (más glóbulos rojos de lo normal) esto puede deberse a la existencia de una enfermedad que provoque niveles bajos de oxigeno y que, como consecuencia, el organismo aumente la producción de glóbulos rojos para compensarlo. Como, por ejemplo: enfermedades cardiacas, enfermedades pulmonares o tabaquismo. Los glóbulos rojos se producen en la médula ósea. Por lo que el aumento de su producción también puede estar relacionado con patologías de la médula como la Policitemia Vera.
Si por el contrario el hemograma muestra que los glóbulos rojos están bajos (menos glóbulos rojos de lo normal) puede ser síntoma de anemia. Esta alteración se desarrolla cuando no hay suficientes glóbulos rojos sanos o el nivel de hemoglobina en sangre es más bajo de lo habitual.
Es importante destacar que una alteración en el recuento de glóbulos rojos no siempre significa que se padezca una enfermedad. Por eso, es fundamental que el hemograma sea analizado por un especialista.
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